(Guatemala, 1893-Ciudad de México, 1984) Pintor guatemalteco. Sus inicios estuvieron marcados por las vanguardias europeas, concretamente el fauvismo, por más que ya entonces su obra se centraba en la búsqueda de las raíces precolombinas. En 1919 se trasladó a México, donde intervino activamente en la renovación del muralismo mexicano. En 1945 pintó la serie Divagaciones plásticas alrededor de un tema azteca, en la que sintetiza los elementos decorativos de la arquitectura precolombina a través de la creación de un sistema de signos de figuras cambiantes. Esa geometría en movimiento dio paso a la abstracción de los murales, entre los que destacan los del Banco Central de Guatemala (1956) y los de la Biblioteca Infantil de la Secretaría de Educación (México, 1960).
Pinturas:
Cuando escuchamos la palabra Latinoamérica, evocamos imágenes coloridas, casi siempre alegres, que se ofrecen a nuestra memoria como un estallido pirotécnico, como un arcoíris o mas bien como un abanico de posibilidades.
En las descripciones de la naturaleza y del clima de la región tropical de América Latina es usual encontrar una serie de adjetivos cuya facilidad y felicidad ha sido objeto de un abuso que los ha convertido en meros lugares comunes de la retórica de la publicidad y el turismo: exuberante, asombrosa, sensual, voluptuosa, desmesurada, tórrida, exótica, intensa, resplandeciente bajo el sol sin atenuantes que la sumerge en zonas de luz líquida en las que reverberan los colores incandescentes y las formas retorcidas de las aves y la vegetación, metáforas de la materia ígnea que corre por sus venas profundas y que estalla con la misma violencia en el fulgor de una fruta que en la erupción de un volcán.
La pintura de Mary Cielo Sierra también se deja describir con esos términos, con la diferencia esencial de que, aplicadas a sus cuadros, las palabras recuperan su vitalidad lingüística y su pertinencia en relación con la verdad. Y es que la pintura de Mary Cielo no es descriptiva ni mucho menos adjetiva sino que, en un sentido profundo, es tan real y verdadera como los personajes y las frutas que habitan y florecen en sus cuadros.
Menos obvio es el carácter celebratorio de su pintura, que explica la exaltación cromática y la desmesura espacial con los que Mary Cielo desarrolla temas que en sí mismos son parte de la cotidianidad de estas latitudes, pero que realizados con una actitud jubilosa y ritual no sólo evidencian una intensa relación con la naturaleza sino también contagian la alegría primigenia que se desprende de esa relación experimentada vivencialmente. Pero hay algo más, la actitud con la que Mary Cielo realiza su trabajo creativo recupera, además de la verdad de las palabras y el resplandor de la naturaleza, un rasgo cultural propio de los pueblos latinoamericanos que, aunque dejado de lado en estos tiempos de capitalismo salvaje, define profundamente nuestra identidad idiosincrática e histórica y que es la actitud de mostrar con orgullo y compartir con generosidad la riqueza de nuestra naturaleza y nuestra cultura.
Guatemala, marzo de 2011.
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